«Matrimonio»
homosexual: del efecto dominó al efecto blindaje
Por Rafael
Navarro-Valls
El Senado de
los Estados Unidos acaba de debatir una enmienda a la Constitución federal que
define heterosexualmente el matrimonio. Aunque no haya sido aprobada, supone una
manifestación más del reflejo defensivo que se está generando frente al modelo
de matrimonio homosexual. Las pocas leyes que lo admiten están produciendo
consecuencias importantes en el marco del Derecho internacional. Más en
concreto, han desencadenado un débil efecto «dominó» y un potente efecto
«blindaje». Por el primero, países alejados de esa preocupación han visto
debatido el tema en sus campañas electorales, aunque con juicio negativo global.
Es el caso de Chile, México, Perú y algunos países del Este. Pero el «efecto
blindaje» ha sido más potente que el «efecto dominó». Un claro ejemplo es la
serie de medidas legales orientadas a defender internacionalmente el matrimonio
heterosexual. Tiende así a «globalizarse» una especie de «cordón sanitario»
defensivo frente al minoritario modelo de matrimonio homosexual.
En los
propios EE.UU, treinta y siete estados han promulgado leyes definiendo
expresamente el matrimonio como «unión legal de un hombre y una mujer».
Diecinueve de estas leyes han sido aprobadas por referéndum. Siguieron así el
ejemplo de la Ley Clinton de Defensa del
Matrimonio que, a efectos federales, sólo concede vida legal al matrimonio
heterosexual. Como en algún estado aislado (Massachussetts), la judicatura ha
declarado inconstitucional este modelo, toda otra serie de ellos – concretamente
19 - han introducido enmiendas a sus Constituciones proscribiendo el modelo de
matrimonio homosexual. La media de los referendos populares en esos estados
arroja una mayoría entre el 60-70% de votantes favorables al modelo de
matrimonio heterosexual. Incluso los senadores que han votado contra la enmienda
federal no se han manifestado favorables al matrimonio homosexual. Han votado en
contra de una enmienda a la Constitución «porque entienden que el matrimonio es
una cuestión de los estados». Por su parte, otras zonas anglosajonas están dando
marcha atrás. Tanto los gobiernos de Canadá como de Australia anuncian su
intención de anular las leyes sobre matrimonios homosexuales vigentes en zonas
de esos países.
Latinoamérica ha
reaccionado también mostrando su oposición al matrimonio homosexual. Por
ejemplo, Honduras ha modificado su Constitución para definir el matrimonio como
“unión legal de hombre y mujer”. Guatemala ha aprobado una ley que impide
reconocer en el país a los matrimonios homosexuales celebrados en el extranjero.
El Tribunal Constitucional de Costa Rica hace unos días ha declarado
inconstitucional el matrimonio entre personas del mismo sexo. Este mismo año,
fui invitado por los Defensores del Pueblo mexicanos ( uno por estado, más el
presidente de la Comisión federal de Derechos Humanos) para debatir este tema.
Muy mayoritariamente - de izquierdas, derecha y centro – se mostraron adversos
al matrimonio entre personas del mismo sexo. Algo similar está ocurriendo en las
elecciones presidenciales de México. . Los candidatos peruanos - incluido el
vencedor socialdemócrata Alan García - han manifestado opiniones parecidas. En
fin, si estamos a sus declaraciones, la presidenta socialista Michelle Bachelet
en Chile no parece muy partidaria de introducir el experimento.
El hecho de
que en España el Tribunal Constitucional estudie la posible inconstitucionalidad
de la aprobada ley de matrimonio homosexual no debe verse, pues, como algo
excepcional. Probablemente es un reflejo interno de ese «efecto blindaje» que se
observa externamente.
Fuente: ZENIT.org, 9 junio
2006